lunes, marzo 07, 2005

Y casi se me pianta un lagrimón

Inicio de ciclo lectivo. 2005. Yo, la maestra de música en el mismo jardín en que alguna vez fuera alumna. Ahora, ya casi me voy, y ahí donde ni se me ocurriría surge casi la primera lagrimita de despedida.
Esto es parte de un proceso, que ya venía gestándose en mí, digo que ya tenía ganas de cambiar un poco el ángulo laboral, aun cuando el proyecto Canadá no hubiese existido. Pero, por esa cosa mía de aferrarme a lo conocido, o por temor al temblor interno que implica mover la estantería y luego tener que darle un nuevo orden a las cosas, seguía un poco ahí, en ese rol, en ese lugar.
Bueno, la bola de nieve empezó a girar y yo me quiero enganchar bien de ella. Las estructuras comienzan a sacudirse en hechos concretos y al cantar algo tan simbólico como el Himno, casi podría decirte que disfruté de que los ojos se me llenaran de lágrimas. Respeto por lo de acá, entusiasmo por lo de allá. Pasan cosas, algo está cambiando.